Virgen Extra – ¿Qué más hay que saber?
28 marzo, 2018Otros tratamientos a los árboles y al suelo
4 abril, 2018El repilo es una enfermedad que ataca al olivo y que hay que prevenir con los tratamientos adecuados en esta época. Después de la parada invernal, los olivos ya están empezando a dar muestras de actividad. La savia está moviéndose y se ven los nuevos brotes que se convertirán en ramas nuevas o en frutos.
Ha sido un invierno frío y, al final, lluvioso. También más largo de lo que venía siendo habitual en los últimos años. Eso ha provocado un cierto retraso con respecto a la media para esta zona. Por lo que somos capaces de ver, de momento, no ha habido daños por inundaciones, por heladas o por otros motivos. Pero no habrá que bajar la guardia, pues las heladas tardías, a las cuales todavía podemos estar expuestos, hacen más daño que las que suceden en pleno invierno. Las lluvias han sido muy abundantes en el mes de marzo pero no se han producido daños en el terreno. La cubierta vegetal espontánea ha servido como defensa natural. Ha ayudado a filtrar el agua en el terreno sin que se produzcan escorrentías. De esta forma no se ha perdido suelo vegetal y el terreno ha conservado su estructura.
Sube la temperatura y eso favorece la llegada del repilo
Ya están subiendo las temperaturas y eso quiere decir que la exposición al ataque de hongos es muy alta. Las temperaturas suaves y el grado alto de humedad que tenemos conforman el ambiente ideal para que se desarrollen los hongos. En especial, el más temido para el olivar: el Spilocaea Oleagina, causante del repilo. Los daños por repilo afectan a las ramas y a los frutos. Provocan caída excesiva de hojas y un decaimiento general del árbol que termina afectando a la producción. Una vez que se ha producido el ataque, no tiene solución. Por eso los tratamientos deben ser preventivos. El tratamiento normal para luchar contra esta enfermedad es la fumigación con cobre que es un potente fungicida. Hay que fumigar bien los árboles antes de que se extienda el hongo para evitar su implantación y desarrollo.
Algunas variedades son más susceptibles que otras a los ataques del repilo. En nuestro caso, la variedad Picual es una de las más sensibles a este ataque. Por esta razón tenemos que poner especial cuidado en dar puntualmente los tratamientos necesarios. Siempre, claro está, siguiendo las indicaciones del comité ecológico (CAAE) en cuanto a qué productos se pueden utilizar.
Efectos en la calidad
Se ha escrito bastante sobre los efectos del repilo también en la calidad del aceite. Hay que aclarar que el daño fundamental del repilo sobre el fruto consiste en que ataca al pedúnculo y provoca la caída prematura. Esta caída puede ser más determinante para la calidad del aceite en aquellas explotaciones que recogen aceitunas del suelo. Ya hemos comentado los efectos indeseables de esas aceitunas en la calidad. En nuestro caso, en el Olivar del Lentisquillo, al no recoger aceitunas del suelo, no tenemos ese problema. Pero tendríamos, eso sí, una producción menor.
No obstante, los árboles con un ataque importante de repilo, como ya hemos dicho, presentan un decaimiento general. El fruto afectado tendrá también el pedúnculo deteriorado. Ambos elementos contribuyen a que las condiciones del fruto no sean las óptimas para que se produzca la lipogénesis de manera adecuada y obtengamos un aceite de calidad superior. En definitiva, hay que procurar por todos los medios que el árbol esté sano para que realice bien sus funciones productivas. Lo que vamos persiguiendo no es sólo aceite de oliva. Buscamos que sea aceite de oliva virgen extra y eso quiere decir que debe estar libre de cualquier defecto.